The Bucket of Blood
lunes, 21 de mayo de 2012
She drew a beat on me to practice her aim
miércoles, 18 de enero de 2012
Ella es la flor más bella
Si me dijeran que el mundo gira por ella, lo creería. Si me dijeran que existe el fuego para que ella no tenga frio, me parecería lógico. Si me dijeran que se inventó la rueda para que ella no se canse caminando, diría “claro”.
Es posible que en su piel blanca y suave esté la seducción necesaria para convencer al Sol de que siga brillando. No me sorprendería que el que se mire en sus ojos celestes desee morir para morir feliz. No me parecería raro que gustarle o no gustarle fuese la vara de medición de todas las cosas.
Que se libren guerras para entretenerla. Que se construyan maravillas para alimentar su asombro y que se destruyan para saciar su tedio. Que el mundo cambie el sentido en que gira si a ella le parece.
Su capricho hace que el lugar se haga y el tiempo pierda el apuro. Los colectivos cambian su recorrido y los cines cambian los horarios. Los videos se cargan más rápido. Las pilas no se acaban. La tinta no se corre. Los encendedores siempre prenden. El pogo la esquiva. La cámara la adora.
Cuando la ves, te enterás de todo; estas cosas se te revelan para que vos también tomes parte en un universo que existe por, para, desde y hacia ella. Después de verla, te podés enamorar. Podés conocer una chica y casarte. Tener hijos divinos y un trabajo que te encante y una vida llena de amor; pero siempre vas a saber, que viste una diosa y que existe algo que une todas las cosas y les da un propósito en común. Y sabés que es bellísimo.
viernes, 13 de enero de 2012
Irse de boca
Ramirez está yendo. Ramirez está yendo, pero no como uno supone que van los hombres, sino que va como en verdad van los hombres. Ramirez está yendo con miedo, con mucho miedo; pero también con mucha alegría, con esa alegría que hace llorar mientras uno sonríe. Ramirez maneja sin apuro, con la cabeza en el camino, y piensa, como uno piensa cuando hace algo importante, “¿qué estoy haciendo?”. Ramirez, que no es idiota, se contesta la verdad: está haciendo algo bueno, se la está jugando, está yendo a buscar lo que quiere. O lo que cree que quiere, que viene a ser la misma cosa.
Ramirez maneja porque está en un auto en la ruta. Esto se debe a que es una buena metáfora: la ruta, el camino, las cosas que uno debe hacer. Además, que Ramirez maneje da lugar a que haga introspecciones y reflexiones. Ramirez se pregunta, por ejemplo, si lo que hace está bien. Ramirez, que si bien no es idiota, tampoco se las da de omnipotente y siempre que tiene que definir si lo que hace está bien o mal, prefiere tomar el rol de hombre en duda, que si bien no es popular con las chicas, es muy cómodo para excusar sus actos y pensamientos. Entonces Ramirez no se contesta de manera directa, prefiere pensar que no sabe, que él siente que es lo que quiere hacer y que eso debería alcanzar para hacerlo. Poco se imagina Ramirez que no solo alcanza, sino que está haciendo las cosas bien. Ramirez ni sospecha que esto es lo correcto.
Ramirez mirá por la ventana e intenta definir qué siente. Está entre una nostalgia que lo impulsa a temer al cambio y una ilusión de felicidad que lo hace llorar con una sonrisa. Y por mirar por la ventana, Ramirez choca y muere. Y eso es un problema enorme, porque el cuento tenía que ser sobre Ramirez, que se había decidido a ir a buscar su sueño, que no me acuerdo si era una mujer o una carrera cómo músico o algo así. Algo bien de zurdo era. Pero, bueno, Ramirez está muerto y ya los demás automovilistas llamaron a todos los números de emergencia pertinentes y en breve habrá ambulancias y policías y Ramirez será declarado muerto, cosa típica de esta sociedad pseudo-intelectual: declarar cosas que son evidentes como si eso cambiara algo. Ramirez estaba muerto por mérito propio antes de que un camillero fracasado viniese a decir “Ramirez está muerto”. En todo caso, es mérito de la Muerte como entidad, o del destino, o de la casualidad, pero que venga este forro que ni terminó la carrera de medicina a declararlo, me parece una falta de respeto. O sea, el tipo iba en el auto, iba a hacer algo que era importante, algo valioso; y está bien, miró por la ventana, es su culpa, hasta ahí estamos de acuerdo, pero tampoco es cuestión de que vaya el primer boludo que pase y lo declare muerto. No te digo que venga Vincent Price a declararlo muerto, porque no estamos como para tirar manteca al techo, pero sí alguien como la gente. Andá a saber quien es este pibe. A lo mejor es uno de esos que salen la tele, viste que ahora todas las series muestran médicos y enfermeros que se drogan, a lo mejor es uno de esos enfermos. Y no me vengas con esa pelotudez pseudo-profunda de “qué ironía que le digas enfermos a los médicos” porque no me causa gracia ni me pareces inteligente. Por culpa de pelotudos como vos Ramirez está muerto, porque Ramirez tenía que andar un camino para llegar a lo que quería, y la distancia entre eso que quería y él, la crearon hijos de puta como vos, que seguro votaste a De La Rúa, infeliz. No, no me calmo una mierda. ¿Vos lo conocías a Ramirez? Yo sí. Era un buen tipo, y eso no es poco. Era un flaco que si tenía algo, te lo ofrecía. Y era humilde, sencillo. Tenía un millón de cosas para decir y se las calló porque siempre había algún forro para decirle que lo que él decía era una boludez, o que se calle o una de esas giladas. Estaba enamorado Ramirez, loco. ¿Lo entendés eso? Enamorado. Estaba yendo a ver a la chica que quería. Y no sé si ella lo quería; pero no importa una verga, eso. Se la estaba jugando. Tuvo huevos, loco.
Me pone mal. Te pido perdón por lo que dije antes, pero no es fácil. Yo estaba narrando, mi amigo era el personaje del cuento, no supe manejarlo. Disculpame. Es que pensar que ayer estaba armando el bolso y me dijo “me decidí, voy a ir” y ahora está ahí, debajo de esa sábana blanca; me pone mal.
Una vuelta fuimos al Tigre con Ramirez, me acuerdo. Nosotros dos y unos amigos más, pero nos la pasamos juntos. Los otros querían jugar al fútbol todo el tiempo, pero él fumaba como un murciélago y yo prefería hacerle la gamba y jugar a las cartas con él. Nos cagamos de risa. Y me dijo “a mí me gusta mucho tu laburo, hace mucho que lo sigo, pero no quería quedar como un pesado diciéndote ‘che, me encanta tu laburo’ y pidiéndote un autografo”. Porque los demás siempre me hacían algún comentario, pero eran de esos comentarios que es obvio que los hacen por conveniencia, para quedar bien, para poder decir que estuvieron con tal o que son amigos de mengano y la verdad que esa gente es una mierda. No son honestos, ni con uno ni consigo mismos, porque hacen las cosas porque alguien alguna vez les dijo que había que hacer tal cosa, no son como Ramirez, que se jugó por lo que quiso.
Ahora me agarra la vena porque me imagino que el funeral de Ramirez va a estar lleno de esos hijos de mil puta, y se van a dar la mano y van a tomar café y van a hacer de cuenta que les duele, pero ni lo sienten, si no tienen la más puta idea de quién era Ramirez. Y yo voy a ir y me voy a tener que comer que me hablen y no poder mandarlos a la mierda porque es el funeral de mi amigo y me niego a faltarle el respeto. Si está ella, no le pienso decir nada. La mina no necesita sufrir más. ¿Cómo por qué? A ver, la mina va al velorio de un tipo al que quiso, supuestamente; porque ella también podría haber ido a buscarlo a él, digo, tanto que rompen con la igualdad de sexos, al final, uno es un boludo que va a buscarlas y se pega un palo y se mata; a mi me parece que al flaca no necesita que le digas que Ramirez la amaba profundamente, eso es sádico, loco. ¿Qué querés? ¿Verla llorar más? No me parece. ¿Y a mí qué garcha me importa lo que hubiera querido Ramirez? Si está muerto, el tipo. Además de que no hay manera de saberlo, si Ramirez quiere que le diga, es un hijo de puta. Pobre mina. Si quiere que le diga “che, el pibe este al que amabas y que ahora está fiambre; él te amaba, pero ahora que está muerto vas a tener que vivir sola con ese dolor”, es un sádico de mierda. Bien egoísta era ese hijo de puta. ¿Ramirez? Flor de conchudo, así como es con la minita ahora que está muerto, que quiere que lo recuerden y digan “qué bueno que era”, así de forro era en la vida. Si cuando se mató se estaba tomando el palo de todos lados, dejando todas sus obligaciones porque “tenía un sueño”. Yo también tengo sueños, pero también tengo que hacerme cargo de mi vida, macho, tengo cuentas que pagar, tengo un laburo, tengo cosas que no puedo soltar. Él tenía las mismas cosas, pero decidió que primero, antes que todo el mundo, venía él. Se las daba de intelectual “no, a mi me encanta tu laburo, pero no te lo digo para no mezclarme con la plebe”, “no juego al fútbol porque soy profundo y fumo”, era un frustrado del orto que tenía envidia de que algunos tuvimos los huevos de plantarnos temprano y decir “loco, yo quiero esto” y lo conseguimos, rompiéndonos el culo como es debido, pero lo conseguimos; no como él que se comió los mocos toda la vida y enganchó esta mina, que para estar con este boludo no debe ser ni muy linda ni muy viva, y mandó todo a la mierda porque una vez le dieron bola. Obvio que estoy seguro, chabón. Si este hijo de puta militaba en Franja Morada. Y hacía propaganda. Le pedías que nombre una cosa que haya hecho Franja Morada que no haya sido una reverenda hijoputez y empezaba “que no, que bueno, que en contexto, que a largo plazo, que la estructura interna y lo que los demás ven”, déjame de joder, yo lo conocí bien, era una basura de tipo. Yo no sé por qué llora la minita en el funeral, si este pedazo de mierda la fajaba. Sí; se ponía en pedo, se acordaba que era un frustrado de mierda y la cagaba a bifes. No te jodo. ¿Y cómo me voy a enterar? Le miré la cara a la mina, boludo. Si la mina un día está bien y al otro parece que la usaron de bolsa de box, algo me doy cuenta, no soy tan gil, yo. Incluso siendo tan fiera y tan gila, la mina no se merecía un tipo tan mierda. No, terrible hijo de puta. Mirá, si hasta manejaba un Falcon 76 verde, decime si te sorprenda que cague a trompadas a la mujer un tipo que se compra un auto, porque lo eligió él, que es sinónimo de algo tan terrible como la dictadura. Falcon. Verde. ¿Cómo que no? ¿Y el auto que chocó qué era? ¿82? Uh. Qué boludo. Me fui de boca, ¿no?
viernes, 6 de enero de 2012
The small things
domingo, 11 de diciembre de 2011
La curiosidad mató al gato, pero dio a luz a tantas otras cosas
domingo, 27 de noviembre de 2011
Lágrimas de cocodrilo
sábado, 26 de noviembre de 2011
Asha siempre estuvo cerca
Una voz de humo y un ladrido lejano. Fauces. Puro musculo. Abdomen como una tabla. Unos dientes que esconden vibraciones que me recuerdan a una oruga fumando sobre un hongo. Es un instinto equivocado que dice “ya” cuando la realidad dice “no way, José”. Es un paso en falso. Es el muere de los idiotas. Es un plumifero que guarda silencio.
Es el fresco de la madrugada, es un deseo puro y el nacimiento de ningún dios. Es un linaje que para otros significa algo. Es una duda. Es solo una intuición. Es las ganas de escuchar mi nombre en el humo. Es la palabra “lindurri”. Es Can Cerberos en toda su potencia. Es mi podenco faraónico; pelo corto y fibra. Es una llama fría que me enciende. Es lo que los demás chicos desechan. Es la carne pegada al hueso, la que solo se puede disfrutar si se cede al animalismo de tomar el hueso con los dedos y hundir los dientes para separar la carne del esqueleto. Es un lindo eco de La Huesuda. Es Asha en toda su sensualidad, es una diosa en sí misma. Es un panteón aparte.
Es el humo que envuelve lo que sea que rige del otro lado y es eso que envuelve a la vez. Es algo que equivocadamente juzgaste inocuo. Es digna de reverencia. Es la prima de su prima. Es la hija de alguien. Es dinamita en una nuez. Es un pedazo de hembra. Es el kraken que duerme en el fondo del océano.
Es la tercer Hija. Es una carta no barajada que igual salta en el juego.
Es la curiosidad, asesina y hermosa.
Yo quiero oír mi nombre cantado por el humo e inhalarlo y sentirme vivo en ese paso hacia Valhalla.